3 de diciembre de 2009

el (no)monumento al ( )centenario [parte uno]



Y he aquí un post después un largo receso. Debo agradecer en parte al tan citado Leonardo Wang, también @ucitsme, quien volvío a instigar la curiosidad de este blog en mí y a charrock, aka chk para los contemporáneos y @charrock para los cuates, por promover el uso del blog con su propio blog and so on...


Entre tantos títulos y sobrenombres con el ahora prefijo/sufijo "Bicentenario", primero fui curioso, luego me acostumbré muy rápido porque los medios no perdonan una y, a pesar de que la identidad visual de esta celebración es lo que en principio me atrajo a ella, me terminó cansando a más de un año antes de cualquiera de ambas celebraciones.


Es bastante banal el empleo de la palabra, considero, para nombrar obras colosales, porque de lo monumental hablaremos después, y marcar hitos en la memoria colectiva, al menos de la reciente. Hablando de esto, me recordó el buen Charrock del álbum de estampas que un banco ahora vasco editó hace tiempo y del que recuerdo estaba muy orgulloso por ser el primero que coleccionaba por completo. Nada relacionado con el bicentenario, ah bueno sí, que era sobre Historia de México. Y de ahí hasta la fecha, por lo que recuerdo, no había tenido alguna necesidad de coleccionar algún producto sobre la historia de México (a excepción el billete de 10 pesos que aún deseo) porque de alguna u otra forma lo conseguías en la escuela o en las telenovelas de las 9 de la noche de Televisa.


Claro, cabe mencionar el destacado serial México Siglo XX y su sucesor México Nuevo Siglo como prueba de que siempre hay qué contar y siempre hay quien quiere saber más. Ahora, basta salir a la calle para encontrarse con circuitos y viaductos bicentenarios, una línea dorada, un arco del que casi nadie sabe, y, sin más, millones de billetes* y monedas para celebrar el bicentenario, entre otras cosas.






Y sin más, volteé un día que venía caminando por Reforma hacia la columna que el gobierno actual ha desgastado por el exceso de su uso y que meten en donde pueden, un día en que estaba iluminada de rosa. Ahí lo vi. A la vista de todos pero sin ser tomado en cuenta. No es un monumento per sé sino una muestra del paso de los años. Me recordó una de las entradas con mención en el Concurso de Arquine para el Centro Infográfico de la Ciudad de México en Tlatelolco, en la cual se proponía enterrar grandes volúmenes que serían muestra de cómo se hunde la ciudad. Y sí, se ha erigido un monumento sin percatarnos si quiera. Para los que no lo saben , ni siquiera se darán cuenta. Es evidente pero no es claro y, sin embargo, ya se integró a la ciudad y dejará en otros 100 años, quizá menos, un vástago más. La adición de las escaleras de la golrieta del monumento a la independencia es producto de la cimentación del monumento, una cimentación muy citada y en ocasiones referida en clases de estructuras y cimentaciones, a la cual han intentado eliminar, sustitur y reforzar pero que, más que nada, demuestra que la ciudad sigue hundíendose y pasarán más de 200 años y las piedras quizá seguirán ahí.


Puede que, ni con este post, el hecho de que se le de importancia a esta adición haga alguna diferencia. Es más, podría decirse que no es digno para una celebración de bicentenario, ni siquiera se mencionará en los titulares, o en las páginas secundarias, pero para mí es muestra de lo válido, o no, que son los monumentos y su conservación, dado que son de base 'recordatorios', para la memoria de la ciudad.





Después de escuchar a Alejandro Hernández Gálvez en en primer volúmen de Pase Usted (Bicentenario), la espinita ha ido creciendo tanto como todos los bicentenarios que veo a diario por las calles.


y como se publica en los cómics [TBC]


1. Quizá me equivoque en algún dato sobre este monumento pero se rectificará en su momento.
* El billete de 200 pesos del bicentenario se me hace único por su formato vertical.


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